Por Danny Arias Aguilar
Quiero compartir con todos los peruanos y amigos del mundo mi visita a la tierra de Zaña, en el norte del Perú, donde encontré rezagos de la cultura afro-peruana fusionada con la riqueza cultural propia de nuestro mestizaje, así como también pude encontrar amigos y maestros preocupados por nuestro arte, nuestra cultura y su identidad; su trabajo es realizado en forma silenciosa y desinteresada, con el único deseo de que nuestro pueblo zañero no pierda sus tradiciones, sus costumbres y su comida, que los niños y jóvenes cultiven con mucho amor su folklore.
Zaña, cuna de descendientes africanos, fue la ciudad más importante del Virreinato del Perú, según refieren algunos autores fue una ciudad opulenta y muy rica. Sus habitantes la denominaban “La Sevilla del Perú”. Sin embargo Zaña quedó destruida por las inundaciones que acabaron con su gloria y riqueza; un lugar que poseía tierras muy fértiles y que hubiera podido ser la capital del virreinato peruano de no haber tenido un trágico destino.
Camino a Cajamarca los conquistadores se encontraron con un hermoso valle entre San Miguel de Piura y Trujillo, que era la puerta de entrada a la serranía. Zaña tenía un suelo fructífero para los sembríos de arroz y azúcar. Gracias a su creciente economía, se convirtió en la tierra de miles de españoles. La ciudad fue dividida en dos zonas, una conocida como la Zaña Colonial para las «familias más adineradas llegadas de España, que fueron atraídas por la riqueza del lugar, considerada la Potosí del norte», cuenta el historiador José Plaza Quiroz. La parte de Zaña Pueblo estaba habitada por descendientes africanos e indígenas dedicados al trabajo en el campo.
Zaña fue creciendo hasta convertirse en el centro comercial más importante de la zona norte de Lima, sus recursos fueron exportados a Guayaquil, Panamá y Chile. Entonces tenía una gran economía y esta información llegó a oídos de los piratas. Fue así que en 1686, el belga Edward Davis arribó a esta zona por el puerto de Cherrepe y lo saqueó brutalmente. Poco después el corsario Sir Francis Drake terminó por arruinar el lugar. Por lo tanto las familias españolas fueron migrando a los alrededores de la villa por los constantes ataques.
Zaña, cuna de descendientes africanos, fue la ciudad más importante del Virreinato del Perú, según refieren algunos autores fue una ciudad opulenta y muy rica. Sus habitantes la denominaban “La Sevilla del Perú”. Sin embargo Zaña quedó destruida por las inundaciones que acabaron con su gloria y riqueza; un lugar que poseía tierras muy fértiles y que hubiera podido ser la capital del virreinato peruano de no haber tenido un trágico destino.
Camino a Cajamarca los conquistadores se encontraron con un hermoso valle entre San Miguel de Piura y Trujillo, que era la puerta de entrada a la serranía. Zaña tenía un suelo fructífero para los sembríos de arroz y azúcar. Gracias a su creciente economía, se convirtió en la tierra de miles de españoles. La ciudad fue dividida en dos zonas, una conocida como la Zaña Colonial para las «familias más adineradas llegadas de España, que fueron atraídas por la riqueza del lugar, considerada la Potosí del norte», cuenta el historiador José Plaza Quiroz. La parte de Zaña Pueblo estaba habitada por descendientes africanos e indígenas dedicados al trabajo en el campo.
Zaña fue creciendo hasta convertirse en el centro comercial más importante de la zona norte de Lima, sus recursos fueron exportados a Guayaquil, Panamá y Chile. Entonces tenía una gran economía y esta información llegó a oídos de los piratas. Fue así que en 1686, el belga Edward Davis arribó a esta zona por el puerto de Cherrepe y lo saqueó brutalmente. Poco después el corsario Sir Francis Drake terminó por arruinar el lugar. Por lo tanto las familias españolas fueron migrando a los alrededores de la villa por los constantes ataques.
En este viaje visité la Asociación Turística “Zaña Golpe Tierra” conformada por jóvenes y orientada por Nicole Carter quien dedica su vida con mucho entusiasmo a sus jóvenes, con la esperanza de verlos crecer, de que sus jóvenes se organicen y crezcan siendo protagonistas de su historia, que tomen conciencia de lo que es su tierra y la importancia de su tradición. “Nadie es profeta de su tierra…” decía un viajero; es así como Nicole Carter llegó de tierras lejanas para enamorarse de Zaña, su gente, su arte, su cultura; al punto de dedicar su vida y poder entenderla. Su incansable entrega, hace a esta mujer admirable, incomprendida por algunas autoridades ajenas a su visión de progreso para con su gente; infatigablemente camina todos los días por sus calles pensando en lo mucho que tenemos por hacer, esta brillante labor la define como la “La Dama de Zaña” por ser una mujer luchadora y que cree en su desarrollo.
Dimas Gil Cabrera. “¡Al maestro con cariño!” Cultor de la música afro-peruana y del arte zañero, introduce desde el año 1999 la danza de El Son de los Diablos, después de haberla aprendido en Lima, interiorizando en sus jóvenes la importancia de esta danza. También desarrolla la confección de máscaras afro-peruanas para dar realce a la danza de El Son de los Diablos. Después de haber participado en varias actividades culturales nos comenta que “el deseo de participar en los concursos de danza produce que nuestro folklore pierda su esencia”. Además nos señala que las Décimas se pierden porque sus maestros van muriendo, los migrantes y los medios de comunicación van influyendo en la pérdida de sus costumbres, los niños y los jóvenes ya no la cultivan, no hacen suya esta tradición decimista.
Dimas Gil Cabrera. “¡Al maestro con cariño!” Cultor de la música afro-peruana y del arte zañero, introduce desde el año 1999 la danza de El Son de los Diablos, después de haberla aprendido en Lima, interiorizando en sus jóvenes la importancia de esta danza. También desarrolla la confección de máscaras afro-peruanas para dar realce a la danza de El Son de los Diablos. Después de haber participado en varias actividades culturales nos comenta que “el deseo de participar en los concursos de danza produce que nuestro folklore pierda su esencia”. Además nos señala que las Décimas se pierden porque sus maestros van muriendo, los migrantes y los medios de comunicación van influyendo en la pérdida de sus costumbres, los niños y los jóvenes ya no la cultivan, no hacen suya esta tradición decimista.
Aprovechamos la ocasión de este viaje para un intercambio cultural, una capacitación integral para jóvenes que serán los futuros promotores y agentes de difusión de la herencia zañera. Organizamos una ponencia con la participación de sus jóvenes para escucharlos, orientarlos, entenderlos y contarles un poco de nuestra historia.
Cómo historiador y promotor cultural me sirvo de la oportunidad para conocer cada rincón de esta hermosa tierra; para asesorar a los jóvenes e intercambiar ideas con ellos y contribuir al impulso de la cultura zañera. Fue una experiencia educativa muy beneficiosa de carácter vivencial, donde pude explorar espacios de formación, analizar el comportamiento social de su gente, apreciar sus talleres artísticos, además de visitar sus centros culturales y lugares históricos.
Los invito a que sigan atentos, nos acompañen con el próximo artículo y conozcan más de nuestro legado.
Cómo historiador y promotor cultural me sirvo de la oportunidad para conocer cada rincón de esta hermosa tierra; para asesorar a los jóvenes e intercambiar ideas con ellos y contribuir al impulso de la cultura zañera. Fue una experiencia educativa muy beneficiosa de carácter vivencial, donde pude explorar espacios de formación, analizar el comportamiento social de su gente, apreciar sus talleres artísticos, además de visitar sus centros culturales y lugares históricos.
Los invito a que sigan atentos, nos acompañen con el próximo artículo y conozcan más de nuestro legado.